Cap Sa Sal Turquesa

Cap Sa Sal Turquesa

Cap Sa Sal: El secreto mejor guardado de la Costa Brava

Cartel Promocional
Cartel de promoción del Hotel Cap Sa Sal, donde se reflejaba su visión de lujo mediterráneo.

En lo alto de un acantilado en Begur, frente al Mediterráneo, se alza el majestuoso edificio de Cap Sa Sal, una joya arquitectónica que ha sido testigo de la evolución del turismo de lujo en la Costa Brava. Hoy convertido en un complejo residencial exclusivo, Cap Sa Sal conserva entre sus muros la memoria de una época dorada de esplendor, glamour y sofisticación que lo convirtió en el epicentro social de la región.

Un enclave privilegiado

Begur está en el corazón de la Costa Brava, tiene unos 4.000 habitantes, aunque durante los días de verano puede llegar a multiplicar su población hasta las 40.000 personas. A pesar de ello, dista de ser el típico lugar turístico, al no haber sucumbido —del todo— a una construcción excesiva, como ha pasado en otras localidades marítimas de Girona. Su centro urbano conserva un sabor auténtico gracias a los edificios históricos y las casas de los Indianos, aquellos habitantes del pueblo que hicieron las Américas en busca de fortuna y que al regresar, en el caso de haber tenido éxito en sus negocios, construían una casa que mostrase su nuevo estatus.

Uno de los rasgos que distinguen a Begur son sus ocho calas o pequeñas playas, totalmente diferenciadas: al norte, junto a Pals, la Platja del Racó, Illa Roja (clásica del nudismo) y Sa Riera. Más al sur, Aiguafreda y Sa Tuna. Y aún más al sur, Platja Fonda, Cala Fornells y la Cala de Aiguablava.

Fachada de Cap Sa Sal años sesenta '60
Imagen de la fachada del hotel durante sus años de máximo esplendor.

Orígenes: un proyecto visionario

La construcción de Cap Sa Sal comenzó en 1955, en una época en la que Begur era un pequeño pueblo con menos de 800 habitantes. La iniciativa fue impulsada por la familia Enrich, propietarios de los terrenos, y el arquitecto Josep Maria Bosch Aymerich, quien diseñó un hotel de lujo que transformaría la zona. El hotel se inauguró el 4 de julio de 1963, tras ocho años de obras que incluyeron la instalación de servicios básicos como el suministro de agua corriente, inexistente hasta entonces en la localidad.

El nombre Cap Sa Sal proviene de las salinas construidas aquí por los antiguos romanos.

El hotel de los Andreu

Cap Sa Sal fue la tercera experiencia hotelera de la familia Andreu. El doctor Andreu y sus descendientes hicieron fortuna con unos laboratorios farmacéuticos que llevaban su nombre. También eran propietarios de la montaña del Tibidabo en Barcelona. En 1918 construyeron el hotel Metropolitan, posteriormente conocido como La Rotonda, en la esquina del paseo de Sant Gervasi con la avenida Tibidabo. Más tarde gestionaron el Hotel del Lago en Puigcerdà y el Chalet del Golf en Bolvir.

Después de levantar un hotel urbano y otros dos en la montaña, el siguiente paso fue construir otro en el mar. Pero no uno cualquiera: un hotel de gran categoría, que situara la costa de Girona al nivel de la Costa Azul o la Riviera italiana.

Un hotel sin precedentes

El 4 de julio de 1963, tras ocho años de obras, el hotel Cap Sa Sal abrió sus puertas. Contaba con 230 habitaciones y suites, cinco restaurantes, tres bares, cafetería, discoteca, sala de fiestas, dos piscinas y un embarcadero privado. Los murales del hall eran obra de Josep Guinovart, el diseño interior de Jordi Galí y los jardines de Nicolau Rubió i Tudurí.

El primer evento fue una gran fiesta para hoteleros de la provincia. Asistieron más de mil invitados. Desde el principio, Cap Sa Sal fue un éxito social y recibió la Placa Ministerial al Mérito Turístico.

Julio Iglesias en Cap Sa Sal
El icónico Julio Iglesias actuando en el exclusivo hotel Cap Sa Sal de Begur en agosto de 1970. Este enclave de lujo en la Costa Brava fue lugar de veraneo de artistas internacionales, consolidándose como epicentro del glamour mediterráneo.
Fiesta en Cap Sa Sal
Noches inolvidables en el salón de fiestas del hotel, en plena efervescencia de los años 60.


El refugio de las estrellas

Rock Hudson en Cap Sa Sal
actor Rock Hudson, uno de los huéspedes más carismáticos de Cap Sa Sal.

En junio de 1966, Rock Hudson llegó por sorpresa. Iba a quedarse solo unos días, pero le gustó tanto que prolongó su estancia más de una semana. Amable y cercano, hablaba con todos, esquiaba a diario y cocinaba con los chefs del hotel.

Ese mismo año, la ex emperatriz Soraya coincidió en el hotel con la familia de Franco. También se alojaron Carmen Polo, Adolfo Suárez, Elisabeth Taylor, Omar Sharif, Johnny Hallyday, Serrat, Raphael, La Chunga y Adolfo Marsillach.

La afluencia era tal que se implantó un control de acceso: los huéspedes llevaban una tarjeta identificativa y los visitantes ocasionales debían pagar una entrada de 100 pesetas que se descontaba en consumiciones.

Rock Hudson en fiesta de gala
Conversando durante una noche de gala, Rock Hudson dejó huella en Begur.

Escenario de películas y eventos

Cap Sa Sal fue escenario de películas como El turismo es un gran invento o La dinamita está servida, y de cintas internacionales como Some Girls Do, en la línea de James Bond. También acogió noticiarios del NO-DO, series de televisión, galas y congresos.

El intento de casino

Con la legalización del juego en España en 1977, Cap Sa Sal presentó su candidatura para abrir un casino. Aunque fue el primer proyecto registrado, perdió ante Lloret de Mar y Peralada. Sin esa licencia, el negocio dejó de ser viable. En el hotel había más personal que clientes y, en aquella época, la temporada estival empezaba a mediados de junio y terminaba a mediados de septiembre. El público no sabía disfrutar de las maravillosas oportunidades que ofrecen el otoño e invierno en Cap Sa Sal Turquesa. 

De hotel a residencia

En el invierno de 1978, la familia Andreu vendió el hotel por 150 millones de pesetas. Se reformaron las habitaciones y se vendieron como apartamentos. En 1979, se convirtió oficialmente en un edificio de apartamentos.

Cap Sa Sal hoy

Hoy, el edificio es un complejo residencial que conserva la esencia de su época dorada. Cap Sa Sal Turquesa es uno de esos apartamentos que permite vivir en primera persona un pedazo de historia.

Cap Sa Sal tiene dos caras cada año. El verano aquí es mar, deportes, cenas en la terraza con amigos y vecinos, visitas a pueblos llenos de mercadillos y restaurantes con cocina local. El resto del año, todo en Cap Sa Sal es paz, descanso, armonía, silencio, paseos largos por la costa, amaneceres increíbles y vistas espectaculares al mar.

Esperamos que te enamores de este lugar, como lo hicimos nosotros hace unos años. Te deseamos que disfrutes de la estancia, del apartamento y de los encantos que te rodean.

Maqueta original del hotel
El arquitecto Josep Maria Bosch Aymerich presenta la maqueta original de Cap Sa Sal.
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